Se encuentra situado en la parte más alta del cerro del Castillo, rodeado por el barranco de los Castillejos y el río Gadalfeo, lugar de difícil acceso y fácil defensa, desde el que se controlaba esta vía de comunicación entre las actuales provincias de Granada y Almería.
Es al parecer es una obra del primer Reino de Granada, el zirí, siglo XI, aunque algún texto lo sitúa algo antes o algo después. Este reino llegó a comprender según la etapa, las provincias actuales de Málaga, Granada, Jaén y parte de Almería.
Localización sobre una pendiente amesetada en un escarpado cerro. |
Esta fortaleza posiblemente contó con un mínimo de dos recintos fortificados, aunque sólo quedan restos del situado en la parte más alta del cerro. Los restos conservados, de hasta cuatro metros de altura, están elaborados en fuerte tapial calicostrado (es decir, muros de tierra apisonada entre tableros de madera enlazados por mechinales, a la que se le había añadido en la parte exterior un mortero de cal, arena y agua, de resultado muy resistente) al que entre tonga y tonga de tierra se le añadió una delgada capa horizontal de cal y arena para darle mayor fortaleza. Para rematar los gruesos muros, de hasta dos metros de espesor, se enlució con mortero fino, quedando en color blanco del que aún quedan restos.
Muro de tapial con grueso revestimiento de mortero de cal arena y agua, calicostrado. |
Revestimiento exterior. |
Se conserva la parte inferior de una poderosa torre, más algunas construcciones anejas. Parte de su interior lo ocupa un aljibe para disponer de agua en caso de asedio, aunque para tiempos de paz dispone de una fuente en la base del cerro y el caudal del cercano río Guadalfeo.
Aljibe interior. |
Al este de la zona mencionada, a un nivel más bajo debido a la pendiente de la cima amesetada, levantaron otro aljibe, en dura argamasa de cal y arena, que conserva el pavimento original y trazas de haber tenido que ser restaurado en lejanos tiempos en sus ángulos, para evitar pérdidas de la valiosa agua.
Reparación de uno de los ángulos. |
Refuerzo con otro segundo muro por el exterior. |
El estado de conservación es penoso, además de encontrarse en grave riesgo de derrumbes de sus agrietados muros milenarios. El monumento ya sufrió daños con la construcción sobre los restos de un cortijo, no pensemos en los grandes cortijos andaluces, sino en los pequeños granadinos de gente humilde, y con la utilización posterior de sus materiales para la construcción de trincheras en la en la Guerra Civil.
Restos de trincheras. |
En los alrededores abundan los restos de cerámica, recordemos que en aquellas lejanas épocas, cuando se rompía un recipiente lo solían arrojar ladera abajo, por ello encontramos abundantes fragmentos de pequeño tamaño y normalmente de piezas muy pobres: trocillos de ollas, recipientes de cocina algunos vidriados, algún resto de jarrones de grandes dimensiones, tejas, gruesos ladrillos... procedentes del periodo zirí, del almorávide y tal vez del almohade.
Resto de una gran vasija de almacenamiento, la decoración se hacía con un molde sobre la arcilla fresca. |
Como dato curioso añado esta imagen de un par de trozos cerámicos:
Parecen dos restos de una gran superficie plana con dos resaltos laterales similares a los de las tégulas romanas... Por supuesto allí se quedó el material, en su mismo lugar. |
Eso sí, por favor, no nos llevemos ningún resto, no tienen valor económico ni artístico, pero sí valor histórico. Seamos respetuosos con el patrimonio aunque no tenga valor en euros. Aparte de que es un delito sancionable el dañar un yacimiento.
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