Se trata de un antiguo hospital musulmán para enfermos pobres y para locos, mandado construir por Mohamed V en 1365 es el único conocido de este tipo en la España musulmana. La medicina granadina estaba muy bien considerada en los países limítrofes en el periodo de esplendor del reino nazarí de Granada, aunque posteriormente entró en decadencia como los demás aspectos de la ciencia y las artes, periodo que termina con la reconquista por parte de los Reyes Católicos, los cuales lo sustituyeron, siguiendo su plan de modernización de España, por uno mucho más moderno y dotado de los más avanzados recursos de su tiempo, el Hospital Real de Granada, al que siguieron otros muchos como el de Peregrinos, el de San Juan de Dios, el del Corpus Cristi... estos en Granada capital, pero muchos más por el resto de la región y por los distintos reinos de España.
El edificio está centrado por un patio con alberca, presentando este un aspecto muy parecido a la alhóndiga granadina conocida hoy como Corral del Carbón, con la diferencia de que el patio del Corral del Carbón es cuadrado y tiene tres plantas mientras que el del Maristán era rectangular y poseía dos solamente. La alberca del patio estaba animada por dos enormes leones a modo de surtidores que, tras pasar unos años en el Partal de La Alhambra, han sido trasladados al museo de esta. El patio estaba rodeado de cenadores adintelados sostenidos por pilares de ladrillo coronados por sencillas zapatas parecidas a las del Corral del Carbón. Todo el patio estaba rodeado de pequeñas habitaciones de 6 metros cuadrados aproximadamente que servían para acoger a los enfermos.
El exterior era muy simple, teniendo decoración sólo la portada que era muy rica. Los muros probablemente no tenían ventanas al exterior, como era habitual en los edificios musulmanes..
Los materiales empleados en su construcción fueron ladrillo y tapial para los pilares y los muros, mientras que para zapatas, aleros de tejado, alfarjes y armaduras se usó la madera trabajada de forma elegante pero muy sobria.
Los muros solían decorarse con imitaciones de ladrillos en pintura o estuco, nunca dejaban los auténticos vistos, debido a que buscaban una terminación muy homogénea y bella, cosa imposible por las diferencias existentes entre los ladrillos reales, en los que , por mucho esmero que se ponga, nunca salen dos iguales con sus métodos artesanales.
En la actualidad se ha restaurado sólo un extremo.
La Real Academia de Medicina y Cirujía de Andalucía Oriental ha publicado algún interesante artículo sobre este importante monumento.
Uno de los muros del Maristán, de los que aún se conservan en pie, con los restos de un dintel adovelado que remata un vano hoy cegado. |
Uno de los leones que un día estuvieron situados en la alberca del patio. |
Crujías tras la restauración.
No hay comentarios:
Publicar un comentario